FENOMALÍA AGRADECE A MIGUEL CHAILE Y HORACIO PISTONI PORLA INVITACIÓN AL CAFE UFOLÓGICO DE MORENO PINTA CAFÉ Y FONDA

Estimados:

He tenido la oportunidad de participar como invitado en este querido café y compartido experiencias noticias e inquietudes acerca de las generalidades del fenómeno OVNI (avistamientos, abducciones, noticias ufológicas, etc.), compartiendo con amigos como Miguel Angel Chaile, Horacio Pistoni y otros una velada agradable y de gran camaradería y llena de información.

Les paso el enlace de Facebook de esa interesante reunión.

Un gran saludo a todos

Fenomalías




FENOMALÍAS AGRADECE LA INVITACIÓN A PARTICIPAR DEL EVENTO DE PRESENTACIÓN DEL LIBRO "ENTRE MÉDICOS Y MEDIUMS" EN EL INSITUTO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA PARANORMAL

Estimados:

Es para mí un gran honor presentar el resumen del evento de presentación del maravilloso libro del Dr. Alejandro Parra en colaboración con el Dr. Ricardo Corral del Hospital Borda y el antropólogo y sociólogo Alejadro Frigerio.

El martes 30 de Abril a las 19:30 hs. tuve el placer de asistir a un evento que considero histórico por dos razones. La primera es que este maravilloso libro es un detallado y riguroso raconto histórico de la historia del Espiritismo en Argentina en el período que se registra en la obra (1880- 1959). En él se puede disfrutar del pulso histórico en el que trancurrió, a caballo entre las teorías y grupos espírita nacionales y la visión científica de la época en relación a este fenómeno.

En cuanto al libro, no puedo dejar de alabar el contenido histórico de alta rigurosidad, y la mirada de un estudioso de lo paranormal de primera calidad en Argentina. Libro altamente recomendable y de lectura obligada a los que gustan del tema paranormal y de la historia de una corriente parte del mismo: el espiritismo.

Les adjunto debajo las imágenes relevate de este maravilloso evento, que debo decir, llenó por completo el lugar.

Agradezco tener en Argentina una figura de calidad como el Dr. Alejandro Parra para iluminarnos en estas disciplinas muy controvertidas para algunos, pero muy importante para otros, por la calidad del trabajo parapsicológico en los últimos 50 años

Un cálido saludo

Fenomalías







FENOMALÍAS AGRADECE A LOS AMIGOS POLI CHRIS Y JOSÉ MARÍA CONDUCTORES DEL PROGRAMA UFO LADO B POR SU INVITACIÓN A HABLAR SOBRE MARCADORES DE ABDUCCIÓN

 Estimados:

Fenomalías agradece la gentileza de los amigos Poli Pchada, José María Cisneros y Chris Muñoz Figueroa, conductores del maravilloso programa UFO lado B. En él hablamos sobre los marcadores específicos de abducción, implantes y marcas, además del proceso psicodiagnóstico y psicoterapéutico que se recomienda en estos casos

Un saludo amigos

Fenomalías



https://www.youtube.com/watch?v=hjLFSIBCvfM&t=16s&ab_channel=Radiofmtyflo

FENOMALÍAS AGRADECE AL CANAL DEMONIOS Y A CARLOS IURCHUK POR LA SEGUNDA PARTE DEL PROGRAMA ABDUCCIONES EL LADO B

 Estimados:

Agradezco a Carlos Iurchuk, un gran amigo y conductor fel programa Demonios por invitarme a esta segunda entrevista de un tema tan importante como el lado B de las experiencias de abducción

Un saludo a todos

Fenomalías



https://www.youtube.com/watch?v=nMnFSlNW_2E&ab_channel=Demonios

FENOMALÍAS AGRADECE AL CANAL DEMONIOS DE CARLOS IURCHUK POR LA INVITACIÓN A DEBATIR SOBRE EL LADO B DE LAS EXPERIENCIAS DE ABDUCCIÓN

 Estimados:


Fenomalías agradece al amigo Carlos Iurchuk la invitación a debatir sobre el lado B de las experiencias de abducción.

En este programa ejercí un derecho a réplica por los dichos absolutamente inexactos vertidos en un programa de Historias paranormales por parte del invitado, hablando acerca del tema del tratamiento sobre abusos sexuales y experiencias de abducción y negando que la psicología pueda decir algo válido acerca de dichas experiencias, citando de manera erronea los dichos de su terapeuta y negando la relación entre abuso y abducciones. 

Como aclaro en el programa, el propio diseño de la experiencia de abducción es por así decirlo un ejemplo de abuso sexual o de otro tipo, que deja marcas específicas de trauma anómalo. Las preguntas (no afirmaciones, sino preguntas protocolares estandarizadas) son absolutamente pertinentes, sea o no el caso de la presencia de indicadores de abuso sexual,

No conforme con eso se esgrime el argumento del "abandono" del terapeuta cuando el propio sujeto no acudió a una derivacion profesional necesaria para apoyar el trabajo terapéutico, con lo cual el protocolo a consecuencia de esta falta de compromiso con el proceso psicoterapéutico se interrumpe.

Se esta mareando la perdiz, por así decirlo, para distraer la atención del público al tema esencial: La ausencia de indicadores tradicionales de sindrome de abducción en su caso como en algunos otros. No se teme a la amenaza de una denuncia por parte del sujeto argumentando violación del secreto profesional debido a los siguientes factores:

1- El sujeto que ya no es paciente,además no es nombrado directamente y su caso se puede exponer como motivo de análisis tal y como en los congresos de Psiquiatría y Psicología se suele hacer.

2- El derecho a réplica es un derecho cuyo sentido apunta a responder una acusación falsa emitida anteriormente por otro sujeto, sea en un programa o por cualquier otro medio. Lo que deja en evidencia esto es que la iniciativa no se generó desde mi persona sino desde la voluntad de un otro cuyos argumentos falaces la réplica apunta a desmentir y a explicar.

Es curioso; el secreto profesional, para que siga siendo secreto obliga a ambas partes a mantener los temas de su terapia en modo confidencial. Este acuerdo se rompe cuando una de las partes (cualquiera de las dos) menciona detalles de la labor terapéutica y su calificación indiscriminada. Eso es lo que se ha hecho en este caso. Las acusaciones tienen consecuencia. Dejo aquí el enlace para que se entienda mi necesidad de replica

Historias Paranormales

Comienza 1:31:40. Termina 1:33:05

https://www.youtube.com/watch?v=NzIgVB_ig00&ab_channel=Demonios


Les dejo aquí el enlace al programa,que lo disfruten.

un saludo

Fenomalías


ABDUCCIONES LADO B




PARÁLISIS DEL SUEÑO, ABUSO SEXUAL Y ABDUCCIÓN EXTRATERRESTRE

Estimados:

Aquí les dejo, para su análisis el paper de  Richard McNally y Susan Clancy que trata sobre el tema de la parálisis del sueño, y su presencia en casos clínicos donde se presentaronepisodios de abducción. También tratan los indicadores de abuso sexual en un conjunto de casos analizados de la clínica vinculados con reportes de abducción. de abducción de su muestra clínica

Este paper no representa la explicación de "todos los casos" de abducción extraterrestre, pero analiza la presencia de estos indicadores en relatos de abducción de su muestra clínica.

Importante reconocerlos en el diagnóstico diferencial de los episodios de abducción y visitas de dormitorio. Debe también incluirse en los casos de abducción los marcadores biológicos y físcos (EM, Marcas, actividad anómala en el ambiente, etc) que acompañan a los verdaderos casos de abducción.


Un gran saludo a todos

Fenomalías



Parálisis del sueño, abuso sexual y abducción extraterrestre

 

RICHARD J. MCNALLY Y SUSAN A. CLANCY

Universidad Harvard

 

Resumen: La parálisis del sueño acompañada de alucinaciones hipnopómpicas (“al despertar”) es una manifestación a menudo aterradora de discordancia entre los aspectos cognitivo/perceptivo y motor del sueño de movimientos oculares rápidos (REM). Las personas que duermen al despertar se dan cuenta de una incapacidad para moverse y, a veces, experimentan la intrusión de la mentalidad del sueño en la conciencia de vigilia (por ejemplo, ver intrusos en el dormitorio). En este artículo resumimos dos estudios. En el primer estudio, evaluamos a 10 personas que informaron haber sido abducidas por extraterrestres y cuyas afirmaciones estaban relacionadas con episodios aparentes de parálisis del sueño durante los cuales las alucinaciones hipnopómpicas fueron interpretadas como seres extraterrestres. En el segundo estudio, los adultos que informaron recuerdos reprimidos, recuperados o continuos de abuso sexual infantil informaron con mayor frecuencia parálisis del sueño que un grupo de control. Entre los 31 que informaron parálisis del sueño, solo una persona la relacionó con recuerdos de abuso. Esta persona estaba entre los seis participantes con memoria recuperada que informaron parálisis del sueño (es decir, una tasa del 17% de interpretarla como relacionada con el abuso). La gente confía en narrativas culturales personalmente plausibles para interpretar estos episodios de parálisis del sueño, que de otro modo serían desconcertantes.

 

Palabras clave abducción extraterrestre • recuerdos recuperados • abuso sexual • parálisis del sueño

 

Vol 42(1): 113–122 DOI: 10.1177/1363461505050715 www.sagepublications.com Copyright © 2005 McGill University

 

 

Imagínese abrir los ojos poco antes del amanecer, intentar darse vuelta en la cama y de repente darse cuenta de que está completamente paralizado. Mientras yace impotente sobre su espalda e incapaz de gritar pidiendo ayuda, se da cuenta de que figuras siniestras acechan en su dormitorio. A medida que se acercan a su cama, su corazón comienza a latir violentamente y siente como si se estuviera asfixiando. Escuchas zumbidos y sientes sensaciones eléctricas recorriendo todo tu cuerpo. En unos momentos, las visiones se desvanecen y puedes moverte una vez más. Aterrado, te preguntas qué acaba de pasar. La experiencia antes mencionada es un episodio de parálisis del sueño acompañado de alucinaciones hipnopómpicas (“al despertar”) (Hobson, 1995). Aunque las personas con narcolepsia suelen tener estas experiencias, el fenómeno en sí rara vez significa patología. Estos episodios surgen de una discordancia temporal en la arquitectura del sueño de movimientos oculares rápidos (REM), la fase del sueño durante la cual ocurren la mayoría de los sueños. Las interacciones recíprocas entre las células REM apagadas y REM encendidas en el tronco del encéfalo regulan los ciclos alternos de sueño REM y no REM a lo largo de la noche (Holden y French, 2002). Estos mecanismos bloquean la entrada sensorial, proporcionan al cerebro anterior estímulos internos que forman el contenido de los sueños y bloquean la salida motora, inmovilizando así al soñador. Si los durmientes comienzan a despertar antes de que la parálisis haya desaparecido, pueden darse cuenta de su incapacidad para moverse, y si la mentalidad del sueño persiste, alucinarán imágenes, sonidos y sensaciones táctiles. En cuestión de segundos o minutos, los aspectos perceptivos, cognitivos y motores del ciclo del sueño se sincronizan, las alucinaciones desaparecen y la movilidad se reduce. Se restablece a medida que la persona se despierta por completo.

Aproximadamente el 30% de la población general ha tenido al menos un episodio de parálisis del sueño, y alrededor del 5% de la población ha tenido un episodio acompañado de toda la gama de alucinaciones visuales, táctiles y auditivas (Cheyne, Newby-Clark y Rueffer , 1999). Entre quienes experimentan parálisis del sueño, alrededor del 75% tendrá alucinaciones en al menos una modalidad sensorial. El insomnio, el trabajo por turnos (Kotorii et al., 2001) y dormir boca arriba (Cheyne, 2002a) se asocian con una mayor probabilidad de sufrir un episodio.

Las personas que experimentan parálisis del sueño, al menos aquellas que desconocen sus causas benignas, tienden a sentir terror mientras ocurre (Cheyne et al., 1999). Estas experiencias anómalas a menudo provocan una búsqueda de explicaciones, y los estudiosos han notado una diversidad de relatos a lo largo de las culturas y a lo largo de la historia (Hufford, 1982). Por ejemplo, los intrusos alucinados que amenazan al durmiente han sido interpretados como demonios masculinos (íncubos) o femeninos (súcubos), brujas y, más recientemente, seres extraterrestres (Mack, 1994).

Como parte de nuestro programa de investigación sobre la memoria traumática (McNally, 2003a, 2003b), hemos estudiado la parálisis del sueño en personas que reportan recuerdos de abuso sexual infantil (CSA; McNally & Clancy, en prensa) y de abducción por extraterrestres (Clancy, McNally, Schacter, Lenzenweger y Pitman, 2002; McNally, Lasko et al., 2004). En este artículo, revisamos brevemente nuestros principales hallazgos.

 

Parálisis del sueño e informes de abducción extraterrestre

 

Aunque otros estudiosos han sugerido que los encuentros reportados con extraterrestres pueden tener su origen en episodios de parálisis del sueño (por ejemplo, Spanos, Cross, Dickson y DuBreuil, 1993), pocos han evaluado directamente a los "abducidos". Como parte de un estudio de laboratorio sobre la reactividad psicofisiológica A partir de guiones grabados en audio de "recuerdos" de encuentros extraterrestres, entrevistamos a 10 abducidos que mencionaron aparentes episodios de parálisis del sueño acompañados de alucinaciones hipnopómpicas (seis mujeres, cuatro hombres; McNally, Lasko et al., 2004). Los secuestrados fueron reclutados a través de anuncios en los periódicos que buscaban personas que creyeran que habían sido abducidos por extraterrestres, y del boca a boca a través de otros investigadores locales que habían trabajado con esta población. El contenido alucinatorio incluía sentir sensaciones eléctricas (a veces dolorosas), ver seres extraterrestres en el dormitorio, ver luces parpadeantes u objetos brillantes y sensación de levitar fuera de la cama. La mayoría de los secuestrados habían experimentado múltiples episodios. Las alucinaciones ocurrieron en una modalidad (por ejemplo, visual) o en múltiples modalidades (por ejemplo, visual, táctil, auditiva). Ocho abducidos habían buscado ayuda de profesionales de la salud mental que utilizaron métodos hipnóticos para "ayudarlos" a recuperar recuerdos adicionales que presumiblemente eran inaccesibles por diversas razones (por ejemplo, los recuerdos estaban reprimidos o disociados; los extraterrestres no querían que se dieran cuenta de lo que había sucedido). ). Durante estas sesiones, siete individuos "recordaron" haber participado en programas de cría de híbridos (por ejemplo, sexo con extraterrestres, extracción médica de semen, encuentros con sus descendientes híbridos en naves espaciales).

Aunque los secuestrados informaron de conmoción y perplejidad después de haber experimentado sus primeros episodios de parálisis del sueño, fue difícil determinar cuándo llegaron a la conclusión de que habían experimentado un encuentro extraterrestre. De hecho, con algunas excepciones (ver viñeta posterior), las características de los seres extraterrestres a veces eran difíciles de discernir en la oscuridad del dormitorio. Además, cuando los entrevistamos varios años después del episodio más reciente de parálisis del sueño, la mayoría había pasado por alguna versión de regresión hipnótica en la que recuperaban vívidos "recuerdos" visuales de cómo eran los extraterrestres, y éstos generalmente se ajustan a los estereotipos culturales contemporáneos (por ejemplo, cuerpos delgados y grises, cabezas grandes, ojos oscuros).

La viveza de las imágenes de los extraterrestres variaba. A veces sus rasgos eran claros y vívidos (ver ejemplo posterior), mientras que en otros casos la apariencia física de los seres era difícil de discernir en la oscuridad del dormitorio. Por ejemplo, una persona pensó por primera vez que los seres en su dormitorio debían ser de ángeles, hasta que un conocido, a quien le describió la experiencia, le informó a sabiendas que los seres eran extraterrestres.

Una mujer secuestrada estaba acostada boca arriba cuando se despertó de un sueño profundo. Su cuerpo quedó completamente paralizado y experimentó la sensación de levitar sobre su cama. Su corazón latía con fuerza, su respiración era superficial y se sentía completamente tensa. Estaba aterrorizada. Pudo abrir los ojos y, cuando lo hizo, vio tres seres parados a los pies de su cama bajo la luz brillante.

Otra mujer secuestrada estaba acostada boca arriba cuando se despertó en medio de la noche. Estaba completamente paralizada y sentía vibraciones eléctricas por todo el cuerpo. Estaba sudando, luchando por respirar y sentía que su corazón latía con terror. Cuando abrió los ojos, vio un extraterrestre parecido a un insecto encima de su cama.

Un hombre secuestrado se despertó en medio de la noche presa del pánico. Estaba completamente paralizado y sintió que la electricidad recorría todo su cuerpo. Sintió que su energía se le escapaba. Pudo ver varios seres extraterrestres parados alrededor de su cama.

Las entrevistas psiquiátricas formales revelaron muy poca psicopatología. Cuatro abducidos nunca habían calificado para un diagnóstico del DSM-IV, mientras que varios cumplían los criterios para el diagnóstico actual de fobia específica a los insectos (n = 1), trastorno de ansiedad relacionado con la dependencia del alcohol (n = 1), trastorno bipolar (NOS; n = 1 ) y trastorno de pánico (n = 1). Tres (incluida la persona con trastorno de pánico) casi cumplían los criterios de trastorno de estrés postraumático (TEPT) en el pasado relacionado con sus encuentros con extraterrestres (es decir, episodios de parálisis del sueño más recuerdos recuperados de haber sido investigado médicamente y abusado sexualmente por extraterrestres), y un abducido todavía Tenía algunos síntomas de trastorno de estrés postraumático. Sin embargo, ninguno de los secuestrados cumplía los criterios de esquizofrenia. Entre los 12 participantes de control en el estudio de psicofisiología, uno informó un episodio de parálisis del sueño sin alucinaciones. Al principio temió que pudiera tener una enfermedad neurológica, pero pronto se olvidó de la extraña experiencia cuando no volvió a ocurrir.

Las medidas psicométricas también revelaron muy poca evidencia de angustia actual entre los secuestrados. Por ejemplo, sus puntuaciones medias en cuestionarios que analizaban síntomas de depresión y ansiedad estaban dentro de los límites normales y eran indistinguibles de las del grupo de control. Por el contrario, en relación con los 12 participantes de control que negaron un historial de abducción extraterrestre, los abducidos obtuvieron puntuaciones significativamente (p < 0,05) más altas en la Escala de Experiencias Disociativas (DES; Bernstein y Putnam, 1986; M = 8,4 frente a 3,3). la Escala de Absorción (Tellegen & Atkinson, 1974; M = 21,6 vs. 9,6), y la Escala de Ideación Mágica (Eckblad & Chapman, 1983; M = 9,2 vs. 2,9). El DES aprovecha las alteraciones de la conciencia que van desde lo ordinario (p. ej. “estar distraído” en un largo viaje en coche) hasta lo extraño (por ejemplo, no reconocer el propio reflejo en el espejo). La Escala de Absorción aprovecha la capacidad de involucrarse en experiencias imaginativas (por ejemplo, leer una novela), un rasgo vinculado a la propensión a la fantasía. La Escala de Ideación Mágica evalúa la creencia en fenómenos no convencionales (por ejemplo, telequinesis, reencarnación).

El objetivo principal del estudio fue probar si las personas que escuchan guiones grabados de "recuerdos" traumáticos relacionados con la abducción exhibirían un perfil de reactividad en medidas de frecuencia cardíaca (FC), conductancia de la piel (SC) y electromiografía facial (EMG) actividad similar a la exhibida por pacientes en investigaciones anteriores sobre PTSD (para una revisión, ver Orr, Metzger y Pitman, 2002).

Cada abducido escribió breves narraciones que describen sus encuentros con abducciones extraterrestres, otra experiencia altamente estresante (por ejemplo, escuchar sobre la muerte violenta de un ser querido), una experiencia muy positiva (por ejemplo, el nacimiento del primer hijo) y una experiencia neutral. experiencia (por ejemplo, cortar el césped el fin de semana pasado). Convertimos estas narrativas escritas en cintas de audio de 30 segundos, que los participantes escucharon en el laboratorio de psicofisiología. De acuerdo con esta hipótesis, los abducidos exhibieron mayores respuestas en las tres medidas fisiológicas mientras escuchaban sus guiones traumáticos (y otros estresantes) en comparación con los guiones que describían recuerdos positivos o neutrales. Los sujetos de control, que escucharon los guiones proporcionados por los secuestrados, apenas respondieron. Los guiones típicos de abducidos se referían a episodios de parálisis del sueño, mal interpretados como ataques de extraterrestres, o recuerdos recuperados de haber sido sometidos a procedimientos "médicos" a bordo de naves espaciales.

Las respuestas fisiológicas de los abducidos a sus guiones de abducción traumática fueron mayores que las respuestas de los pacientes con TEPT a los guiones de sus experiencias traumáticas. Por ejemplo, en el estudio más grande jamás realizado sobre veteranos de Vietnam con trastorno de estrés postraumático actual (n = 654), Keane et al. (1998) compararon las respuestas de FC, SC y EMG a guiones de trauma personalizados con un guión neutral estandarizado. Utilizando un procedimiento de laboratorio casi idéntico al nuestro, Keane et al. datos de reactividad publicados (es decir, respuesta a guiones de trauma menos respuesta a guiones neutrales). Los valores medios de reactividad para su grupo actual de PTSD fueron 3,2 lpm. para HR, 0,8 µS para SC y 1,2 µV para EMG, respectivamente. Al calcular los valores de reactividad (abducción menos secuencias de comandos neutrales) para nuestros abducidos, obtuvimos valores medios de 7,2 p.m. para HR, 1,9 µS para SC y 1,5 µV para LF-EMG, respectivamente. Estos hallazgos subrayan el poder de las creencias emocionales. Las personas que malinterpretan sus episodios de parálisis del sueño como encuentros con seres extraterrestres y que recuperan "recuerdos" adicionales de estos encuentros bajo hipnosis probablemente respondan fisiológicamente a guiones grabados que describen estos "recuerdos". Y su perfil psicofisiológico se parecerá al de los pacientes con trastorno de estrés postraumático, incluso si ellos mismos no califican para el diagnóstico.

 

 Parálisis del sueño y denuncias de abuso sexual infantil

 

Los adultos que creen que albergan recuerdos reprimidos de ASI a menudo interpretan diversos fenómenos como "indicadores" de recuerdos inaccesibles de un trauma temprano (Clancy y McNally, 2004; McNally, Clancy, Schacter y Pitman, 2000). Entre ellos se encuentran las pesadillas, los dolores corporales, las dificultades sexuales y los ataques de pánico. Pendergrast (1996) planteó la hipótesis de que algunos adultos pueden malinterpretar los episodios de parálisis del sueño como si significaran el regreso nocturno de fragmentos disociados de recuerdos de incesto. Por ejemplo, una mujer que experimenta parálisis del sueño, acompañada de sensaciones corporales alucinadas y visiones de un intruso en el dormitorio, podría concluir que su padre había abusado sexualmente de ella.

Para investigar este tema, desarrollamos y enviamos por correo el Cuestionario de Experiencias del Sueño (SEQ), basado en Cheyne (2002b), a adultos que habían participado recientemente en uno de nuestros estudios de memoria (McNally, Clancy, Barrett y Parker, 2004). Los grupos y el número de participantes que devolvieron cuestionarios puntuables fueron los siguientes. El grupo de memoria reprimida incluía personas que creían que habían sido abusadas sexualmente cuando eran niños, pero que no tenían recuerdos autobiográficos de abuso (n = 18; 17 mujeres). Infirieron su historial de abuso a partir de varios "indicadores" (por ejemplo, disfunción sexual, imágenes de "flashbacks"). El grupo de memoria recuperada incluyó personas que informaron haber recordado un episodio de CSA después de años de no haber pensado en ello (n = 14; 8 mujeres). El grupo de memoria continua informó haber recordado siempre que habían sido abusados (n = 36; 28 mujeres). El grupo de control negó antecedentes de CSA (n = 16; 11 mujeres).

Los detalles completos de este estudio se informan en otra parte (McNally & Clancy, en prensa), pero los hallazgos principales fueron los siguientes. Las proporciones de individuos que informaron al menos un episodio de parálisis del sueño fueron: grupo de memoria reprimida (44%; 8/18 participantes), grupo de memoria recuperada (43%; 6/14 participantes), grupo de memoria continua (47%; 17 /36 participantes) y grupo control (13%; 2/16 participantes). Los tres grupos de CSA combinados tuvieron una tasa significativamente mayor de parálisis del sueño que el grupo de control, 2(1) = 4,64, p = 0,031, de dos colas con corrección de continuidad. El SEQ pidió a los encuestados que rodearan con un círculo cualquiera de las posibles explicaciones enumeradas para la parálisis del sueño que les hubieran ocurrido. Sólo una persona, una mujer del grupo de memoria recuperada, relacionó su parálisis del sueño con abuso sexual. Las explicaciones más comunes entre todos los participantes fueron: debo haber estado soñando (n = 8); Me perseguía un fantasma (n = 5); y debe haber algo físicamente mal en mí (n = 4). Ninguno de los participantes interpretó la experiencia como un encuentro con un extraterrestre. Finalmente, encontramos que en relación con los participantes que negaban la parálisis del sueño

  

(n = 47), aquellos que lo informaron (n = 33) tuvieron puntuaciones de disociación significativamente más altas (DES; M = 23,3, SD = 17,0 vs. M = 14,1, SD = 11,9, t(52,3) = 2,72,

p = 0,005, de una cola), corregido por la desigualdad de varianzas; Puntuaciones de depresión significativamente más altas (BDI; M = 18,0, SD = 10,5 vs. M = 11,5, SD = 9,3, t(78) = 2,89, p = 0,003, dos colas) y puntuaciones de absorción ligeramente más altas (M = 19,8 , DE = 7,5 frente a M = 17,0, DE = 7,6, t(76) = 1,60, p = 0,06,

una cola).

 

DISCUSIÓN

Nuestros estudios sugieren que las personas que informan haber sido abducidas por extraterrestres o abusadas sexualmente cuando eran niños experimentan episodios de parálisis del sueño en mayor proporción que aquellos que niegan historias de abducción extraterrestre o CSA. Aunque los individuos de nuestro primer estudio atribuyeron su parálisis del sueño a la abducción extraterrestre, sólo un participante (una mujer en el grupo de memoria recuperada) interpretó su parálisis del sueño como relacionada con la CSA. Sin embargo, este participante estuvo entre los seis participantes con memoria recuperada que informaron parálisis del sueño. Es decir, el 17% de las personas que reportan recuerdos recuperados de CSA y parálisis del sueño interpretan sus episodios de parálisis del sueño como relacionados con recuerdos de abuso, como plantea la hipótesis de Pendergrast (1996). Sin embargo, debido a que hubo tan pocos participantes en el grupo de memoria recuperada, se necesita un estudio más amplio para probar adecuadamente la hipótesis de Pendergrast. Sin embargo, pocos de nuestros participantes con memoria recuperada se habían sometido a terapia con médicos que interpretan los sueños como fragmentos disociados de recuerdos reprimidos de CSA. Si hubiéramos seleccionado a nuestros participantes entre los casos de "terapeutas de la memoria recuperada", más de nuestros participantes podrían haber interpretado su parálisis del sueño en términos de recuerdos relacionados con el abuso.

Los cuatro grupos de participantes que informaron ASC tuvieron tasas elevadas de parálisis del sueño en relación con el grupo de control. Al estudiar a refugiados camboyanos que habían estado expuestos a traumas graves durante el régimen de Pol Pot, Hinton (2003) encontró que el 42% informó al menos un episodio de parálisis del sueño durante el año anterior. En promedio, nuestros grupos que informaron CSA informaron tasas de parálisis del sueño a lo largo de la vida de aproximadamente el 45%. Aunque esto puede sugerir una conexión directa entre el trauma y la parálisis del sueño, ninguno de nuestros participantes experimentó nada parecido a los horrores que sufrieron los participantes de Hinton.

El hallazgo más sorprendente que conecta los estudios se refiere a las correlaciones de la parálisis del sueño. Los participantes que informaron abducción extraterrestre o CSA más parálisis del sueño obtuvieron puntuaciones más altas en medidas de disociación y absorción.

Otros han informado vínculos entre experiencias inusuales relacionadas con el sueño e informes de síntomas disociativos durante las horas de vigilia (Watson,

 

2001). Asimismo, Thalbourne y Houran (2000) publicaron datos en apoyo de su constructo de transliminalidad: “una tendencia del material psicológico a cruzar (trans) umbrales (limines) hacia o fuera de la conciencia” (p. 853). Los indicadores de este rasgo subyacente incluyen absorción, propensión a la fantasía, creatividad y experiencias paranormales. Si bien notamos estas similitudes entre las personas que reportan ASI y abducciones extraterrestres, enfatizamos que no estamos “igualando” a estos dos grupos de individuos. Por ejemplo, las medidas de angustia psicológica suelen ser mucho más altas entre los participantes de ASI (McNally et al., 2000) que entre los abducidos (McNally, Lasko et al., 2004).

La parálisis del sueño es un evento común, aunque a menudo aterrador. La forma en que una persona lo interpreta depende de las narrativas culturales disponibles (por ejemplo, apariciones fantasmales, visitas extraterrestres, enfermedades neurológicas) y su credibilidad para la persona que busca explicar esta notable experiencia (Hufford, 1982). No está claro por qué algunas personas optan por una interpretación de abducción extraterrestre, mientras que otras suponen que están perseguidas por un fantasma o que, después de todo, deben haber estado soñando (aunque saben que estaban despiertos). Es decir, no está claro por qué se favorece una narrativa cultural sobre otra (por ejemplo, fantasmas versus extraterrestres). Nuestros abducidos, sin embargo, albergaban una amplia gama de creencias de la "Nueva Era" (por ejemplo, proyección astral, predicción del futuro) que podrían haberlos hecho especialmente propensos a respaldar una interpretación de encuentro extraterrestre de sus episodios de parálisis del sueño.

Finalmente, no todas las personas que experimentan parálisis del sueño buscan explicaciones. Algunos simplemente lo ignoran como un suceso extraño e inexplicable. Aunque ciertas variables de diferencia individual, como la propensión a la disociación, pueden predecir la aparición de parálisis del sueño, otras variables pueden predecir si alguien realiza un "esfuerzo en busca de significado" para explicar este sorprendente fenómeno.

 

Expresiones de gratitud

La preparación de este artículo contó con el apoyo de la subvención MH61268 del Instituto Nacional de Salud Mental otorgada al primer autor. Una versión de este artículo fue presentada en la reunión anual de la Sociedad para el Estudio de la Psiquiatría y la Cultura, octubre de 2003, Montreal, Quebec. Se puede obtener una copia del Cuestionario de Experiencias del Sueño del primer autor. Agradecemos a Mark Pendergrast por sus comentarios sobre esta investigación.

 

 

 

REFERENCES

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RICHARD J. MCNALLY, PhD es Profesor de Psicología en el Departamento de Psicología de la Universidad de Harvard. Recibió su doctorado en Psicología Clínica en 1982 de la Universidad de Illinois en Chicago y completó su pasantía clínica en la Unidad de Terapia Conductual del Departamento de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de la Universidad de Temple. Es autor de más de 240 publicaciones, incluidos los libros Panic Disorder: A Critical Analysis (Guilford Press, 1994) y Remembering Trauma (Belknap Press/Harvard University Press, 2003). La mayor parte de su investigación se ha centrado en los trastornos de ansiedad. Formó parte de los comités de fobia simple y trastorno de estrés postraumático del DSM-IV, y su investigación cuenta con el apoyo del Instituto Nacional de Salud Mental. Dirección: Departamento de Psicología, Universidad de Harvard, 1230 William James Hall, 33 Kirkland Street, Cambridge, MA 02138, EE. UU. [Correo electrónico: rjm@wjh.harvard.edu]

 

SUSAN A. CLANCY, PhD es Profesora Asistente de Comportamiento Organizacional en INCAE en Managua, Nicaragua, y becaria postdoctoral en la Universidad de Harvard. Recibió su doctorado en Psicopatología Experimental en 2001 de la Universidad de Harvard. Su investigación se refiere principalmente al impacto del trauma en el funcionamiento de la memoria y las diferencias individuales en la susceptibilidad a la creación de recuerdos falsos. Dirección: INCAE, Campus Francisco de Sola, Carretera Sur, Km. 15.5, Managua, Nicaragua. [Correo electrónico: clancys@mail.incae.edu.ni]

 

UNA REFLEXIÓN SOBRE LAS PRÁCTICAS DE INTERVENCIÓN EN LOS EPISODIOS ABDUCTIVOS

 

Estimados:

El tratamiento del tema de las abducciones y las visitas de dormitorio requiere cada vez más una exhaustiva investigación. Actualmente son muy notorias las enormes fallas en el abordaje investigativo que solemos presenciar en cada día más casos que se presentan como auténticos, sin la más mínima evidencia de peso, solo contando como evidencia el testimonio del supuesto abducido o visitado.

Abundan en muchos casos los testimonios fraudulentos, algunos acompañados de algún resarcimiento económico de parte del protagonista. Otros, personajes cuya necesidad no pasa (y hay que decirlo) por un interés pecuniario sino con una compulsiva necesidad de estar presente en la boca de todos exponiendo un escenario dramático para llamar la atención y lograr así su minuto de fama y reconocimiento, Estos tampoco presentan (también hay que decirlo) ningún tipo de evidencias, salvo la expresión de un relato tendiente a centrar desesperadamente la atención en su persona. Algunos de estos individuos, con severos trastornos facticios de personalidad (El trastorno facticio corresponde a una patología psiquiátrica caracterizada por un comportamiento, en el cual el individuo busca atención de todo tipo, incluso médica ejecutando de forma consciente, múltiples conductas clínicas y no clínicas que van desde la exageración de síntomas hasta la falsificación deliberada de éstos.)

En estos casos y muchos otros, la penetrante y persistente evaluación de las evidencias por parte de un buen investigador, o la inclusión de un profesional de la salud mental (psicólogo o psiquiatra) en el protocolo investigativo, suele generar suspicacias. Me pregunto porque dicha suspicacia, siendo el testimonio algo supuestamente real y estando el testigo o experienciante seguro de su propia cordura y salud. También levanta suspicacias en algunos investigadores, que tienen en sus manos un testimonio jugoso para presentar como “investigación”; el cual sin un análisis sistemático de las evidencias, es simplemente la validación de un “mero relato”.

Inicialmente, además de participar en el proceso inicial, (y en algunos casos, el proceso completo) en algunos casos célebres, a veces invitado por algún investigador del fenómeno OVNI, a veces, a través de la propia investigación de algunos casos que me llegan, y otras, como parte del motivo de consulta en mi práctica profesional (créanme, son bastante escasos), suelo establecer un protocolo clínico para descartar fraude, en la medida de lo posible, también algún tipo de patología o trastorno psíquico, o alguna condición médica específica.

En todos los casos, en que se me permite, incluyo orientación psicoterapéutica y acompañamiento, ya que sea un caso donde el nivel de extrañeza sea muy alto, o muy bajo, y, exceptuando la fabulación, me encuentro con personas con alto nivel de sufrimiento psíquico, que más que buscar reconocimiento, piden ayuda.

Los verdaderos procesos de abducción tienen en general esa característica: personas normales en circunstancias extraordinarias, que han atravesado una experiencia difícil de explicar y compartir, que se preguntan si se están volviendo locos (indicador en general de que no es así en realidad). Personas que sufren de trastorno de estrés postraumático (con episodios de flashback o repetición de los eventos, con enormes dificultades de elaboración), marcas significativas en ciertos lugares de su cuerpo, presencia de marcadores EM y sus efectos en el ambiente. Sujetos que recuerdan parcialmente la experiencia o en algunos casos totalmente (sin necesidad de hipnosis la mayoría de las veces).

Cabe aclarar que el TEPT (Trastorno de Estrés Postraumático) no es necesariamente un indicador psicológico de abducción, aunque la gran mayoría lo sufren. Este trastorno está presente en ex combatientes, personas que han estado en condición de rehén por parte de criminales y/o violadores, personas presentes en escenarios de violencia urbana, en presencia de disparos, personas que han estado en incidentes de derrumbes (AMIA/Embajada de Israel) y en fenómenos naturales devastadores (terremotos, tornados, huracanes, etc.) y han sobrevivido a un alto costo para su psiquis; y en última instancia, en personas que han sufrido abuso sexual en la infancia y en la adultez; acontecimiento traumático por excelencia.

Es por eso y no necesariamente para descartar la experiencia abductiva, que los protocolos deben incluir exploraciones y preguntas acercas de acontecimientos traumáticos de este tipo, hayan existido o no.

En los casos excepcionales en los que algún grupo determinado, o en varios de ellos me han presentado posibles casos, me manejo siempre con ciertas normas de base, como por ejemplo trabajar con la exclusiva autorización tanto del testigo, como del representante del grupo que me convoca.

Ha habido casos, en los que de manera legítima luego de un par de entrevistas, tanto en el caso de que el testigo, y/o el representante del grupo que descubrió el caso que, por diversas razones, no quisieron que se continúe con el proceso (recuerdo un caso con importantes marcadores de posible abducción, en el que luego de un par de entrevistas, se le solicito exámenes médicos previos, y sin ninguna resistencia a aportarlo por parte del mismo) y sumando razones por parte del presentador del caso de conflictos familiares que se agravarían por continuar por ese derrotero, hemos decidido de manera conjunta, aplazar o terminar la intervención.

Claro es que, en esos casos, por más que los signos de una posible abducción puedan llegar a ser significativos, sin un informe completo considerando todas las posibilidades del caso, no es posible, e incluso sería desaconsejable confirmar o negar la experiencia por mi parte. El caso es entonces olvidado y no mencionado nunca y el contacto con el grupo y el individuo cesa.

Aclaro esto porque ciertos individuos que se han visto tocados en su fibra íntima por mi forma de trabajo, acusan de intentos de apropiarse de casos (como si el proceso de abducción fuera moneda de cambio para popularidad o trueque de influencias).

Otra afirmación infundada y absolutamente desinformada, es que cuando un profesional pregunta acerca de acontecimientos traumáticos (de carácter de abuso sexual o físico) eso supone una afirmación, no pudiendo diferenciar un sondeo protocolar de una afirmación, porque no conoce los protocolos de la entrevista psicodiagnóstica.

He escuchado a ciertos personajes, ávidos de protagonismo y sin ninguna preparación en lo que se refiere al trabajo de psicodiagnóstico y psicoterapéutico criticar a un profesional de la salud mental (en un programa en el cual fue invitado, por el simple hecho de haber sido sondeado por parte de un psicólogo) si existieron o no posibles episodios traumáticos en la infancia. Personalidades patológicas que han rechazado cualquier tipo de ayuda no solo de una persona en particular, sino de profesionales de la salud reconocidos en el ambiente ufológico que se acercaron a ofrecerle ayuda y luego, livianamente, opinando sobre como dichos profesionales no entienden el problema de la abducción.

He dado ejemplos de estos casos en un programa: Historias Reales 2 del amigo Javier Abeijase del AIFOP, que me invitó personalmente a hablar del tema. Nunca se mencionaron nombres propios, pero ciertas personas desequilibradas emocionalmente se ponen solas en evidencia.

Las acusaciones acerca de supuestos abandonos, porque algunos de estos sujetos han sido llevados a la consulta, por indicaciones de alguien cercano preocupado por sus conductas, tuvo varios objetivos:


1- 1- Evaluar el nivel de ansiedad persecutorio en relación a supuestas entidades que le hablaban.

2- 2- Intentar reducir el impacto atribuido por el sujeto a las motivaciones de estas entidades, es decir, reducir la carga de supuesta amenaza de las mismas, “resignificando” la interacción de una manera menos negativa

3- 3- Ante el fracaso (disfrazado al comienzo de éxito y virtual agradecimiento por parte del sujeto) de esta resignificación (sospechando ahora que todo esto era parte de la escena que le permitiría al sujeto “llamar la atención”), se decidió como medida preventiva, algo usual en la práctica, derivarlo a un psiquiatra para una evaluación más profunda (lo que no implica la mayoría de las veces que el paciente sea sometido a medicación psiquiátrica, ya que eso debe decidirlo el profesional psiquiatra).

4-  4- Al derivarlo, generalmente (no siempre) se termina la interacción con la persona.

5-  5- Como era de esperarse, la persona no acudió al profesional derivado.


6-  Otro tema no menor es que en este caso y en muchos otros se ha encontrado que los individuos han estado sujetos a “hipnólogos” no profesionales que luego de sesiones de hasta 3 y 4 horas, además de producir la abreacción al trauma, no pudieron contener al individuo. Luego se consulta al profesional médico o psicólogo, ya ejecutado de manera imprudente por decir poco, el desastre, para que dicho profesional se encargue del “control de daños”

Una vez aclarado el modo de intervención en el que se trabajan casos no derivados para investigación específica en el tema abducción, pasamos al tema central que es importante hacer conocer.

Cuando hablamos de abducciones o visitas de dormitorio nos encontramos con un testigo y un testimonio. Es entonces lógico establecer que además del acercamiento del investigador en estos casos, el lugar natural para evaluar la extrañeza del caso y las facultades del testigo es la evaluación clínica psicológica.

Las intervenciones no se limitan a la práctica de una de las vertientes de la psicología, en el caso específico hablo del psicoanálisis. Sin quitarle mérito a este acercamiento psicoterapéutico, también existen otros como la psicología conductual cognitiva, que desde hace mucho es uno de los pilares de la neurociencia. Algunos califican, sin mucho tino y menos conocimiento, a la psicología como pseudociencia, sin tomar en cuenta los aportes que la neurociencia ha hecho no solo a la psicología sino a la medicina en su conjunto, a la neurocirugía, la neuropsiquiatría, la neuroquímica y al desarrollo de la inteligencia artificial. Craso error sobre todo, por que muchos de estos ufólogos, han caído en su propia trampa “racionalista” al tratar el capítulo de abducción o participar indirectamente en él.

Para muestra basta un botón. Recuerdo el caso de una testigo (me reservo el nombre por protección de la misma) de cierto lugar en La Pampa, con un trasfondo familiar complejo, visitada por una supuesta entidad, que había interactuado con ella.

Las huellas dejadas por esa supuesta entidad eran, por decir poco, impresentables. Se sumó un audio en casette, de la testigo incorporando la entidad, escuchando claramente la impostación de voz, con el asombro y credulidad de ciertos personajes de la ufología allí presentes, que hoy critican a la psicología como seudociencia, confirmar la “alta extrañeza del caso”. Cabe decir que las evaluaciones mostraron un a histeria de conversión de base, y un trastorno facticio de personalidad, todo ello apuntado, no tanto a la comunidad de investigadores ufológicos, sino a un miembro de la familia, destinatario de ese “acting”. Hoy el caso está en mis archivos y en mi blog (con seudónimo por supuesto).

Es esencial que se entienda que en caso clínico se puede exponer sin nombrar a la persona, o con un nombre de fantasía, lo cual es una práctica usual que no viola la confidencialidad medico-paciente, y que es común en los congresos de psicología.

Para terminar, no solo cabe considerar el impacto del abuso sexual en el contenido traumático de las experiencias de abducción, las reales y las no tanto, sino también conocer que, a la población adulta hay que agregarle la infantil (en ciertos casos la experiencia se transmite de padres a hijos). La importante cantidad de evidencias de intrusiones, tanto en el caso de entidades con alto nivel de extrañeza (abducción “alien” posible”), como en el caso de abusos sexuales infantiles, por “entidades muchos menos alien y mucho más humanas”.

La psicología infantil posee frondosa casuística de niños con marcadores significativos de abuso sexual, que en la hora de juego diagnóstica, incorporan sobre las figuras de muñecos humanos que los representan; juguetes con forma de bichos, (insectos y reptiles) fantasmas, vampiros y “monstruos” que se colocan sobre el cuerpo de los pequeños maniquíes humanos, o incluso sobre el/la terapeuta, cuando ella se acuesta en el piso, para que el niño interactúe con un cuerpo físico real. Estos niños incluyen en su relato “intrusiones” de bichos en vagina, ano, boca. También relatan que lo hacen por la noche, con sigilo, colocándose encima de ellos. Algunas veces los representa con máscaras de vampiros, diablos con cuernos y si… a veces como marcianitos de ojos grandes.

Recomiendo la lectura del libro de la Lic. María Cecilia López, experta en abuso infantil “Los Juegos en la Detección del abuso sexual infantil”, entre tantas obras, a nivel nacional e internacional. En el próximo artículo de Fenomalías incluiré un paper de MacNally y Clancy, ambos académicos de la Universidad de Oxford tratando el problema de la parálisis del sueño y los marcadores de abuso sexual infantil, en su muestra de casos clínicos.



“Los Juegos en la Detección del abuso sexual infantil”,



Imagen del juguete fantasma indicando fuente del abuso



Muñeca estilo "Barbie" que simboliza el cuerpo del niño o niña. Nótese encima de la muñeca, juguetes "insectos" (araña, otros) "lagartija" (reptil), simbolizando las representaciones simbólicas del niño de la fuente de agresión




Para terminar quiero dejar esto bien en claro: es mi posición, conocidas por todos, la de seguir sosteniendo, la realidad de las experiencias de abducción y las de las visitas de dormitorio, pero marcando claramente los siguientes puntos:


·  1- La reducción de casos o la presencia de un porcentaje muy bajo de alta extrañeza (casos que se podrían considerar candidatos de una abducción o visita de dormitorio)

·  2- La necesidad de una exhaustiva investigación del caso por parte de los investigadores en ufología. Hace poco en Facebook hubo una discusión acerca de la mala investigación que hay de estos casos por parte del colectivo ufológico. En esa discusión opinaron personalidades como Eduardo Grosso y Gustavo Valverdi, ambos de mi mejor consideración en este campo.

·   3- La necesidad de un diagnóstico diferencial de esos casos, para determinar que es y que no es posiblemente un caso de abducción, considerando las posibilidades de fraude, psicopatologías o confusiones con otro tipo de fenómenos. La psiquiatría la psicología, y la neurociencia como campo englobante de estas disciplinas, así como un abordaje interdisciplinario con otras ciencias para comprender realmente en algún grado razonable la arquitectura y motivación del fenómeno, y sus posibles consecuencias. Pero hay que descartar el ruido de los falsos casos o casos con explicaciones médicas, psicológicas, físicas y químicas como ejemplos de algunas otras disciplinas de las ciencias fácticas y de lo que puede aportar el conjunto.

·   4- Una metodología responsable teniendo en cuenta a los testigos y su sufrimiento psíquico. Tanto en los casos de alta extrañeza como en los otros que no lo son tanto, el testigo merece respeto, excluyendo los fraudes premeditados con interés pecuniario. El engaño deliberado no es excusable.

·   5- Finalmente, el fenómeno real deja marcas biológicas, psicológicas y físicas y debe ser abordado teniendo en cuenta su conjunto de manera multidisciplinaria, incluyendo evidentemente a los investigadores.


Hay muchos excelentes difusores del tema, que acercan detalles históricos y entrevistas duramente conseguidas. Aunque no coincido siempre con sus visiones, tienen todo mi respeto,

Un cálido saludo a todos

Fenomalías